Ángel tomo a Maxi por la camisa y lo levantó del suelo, muy enfadado. No permitía que nadie, NADIE, se metiese con su hermana. Y menos un chico tan estúpido como le había parecido Maxi.
― Eh, tío, para para ―dijo Maxi, asustado.
― ¿¡Que pare?! ―dijo Ángel―. Nadie que insulta a mi hermana se queda tan normal
Ángel cogió el puño dispuesto a pegarle a Maxi cuando llegó Naty.
― ¡Ángel para!―dijo Naty asustada.
― ¿Para que?―dijo Ángel extrañado
― Porque te vas a meter en problemas por este tonto, y no quiero
Ángel miró a su hermana y dejó a Maxi.
― Solo porque tu me lo has pedido, ¿eh?
― Si, lo que tu digas ―dijo Naty mientras se iba.
Ángel se fue. Maxi se quedo con la mano en su codo, ya que le había lastimado.
― ¿Estás bien? ―dijo Marco acercándose a Maxi.
― Sí, creo.
― No te preocupes ―dijo Broduey―, con su hermana es sobre protector.
―Eso me ha quedado muy claro ―afirmó Maxi.
-O-
En la entrada de la facultad, Fran y Naty estaban hablando. Camila se acercó a ellas, con expresión de asombro y miró a Naty. Le dijo que Lena estaba allí, y fue cuando la española comprendió todo. Su hermana pequeña tenía 16 años y hambre de mundo, además estaba pasando la etapa de rebeldía, y había cambiado mucho aquel verano.
Lena llevaba unos shorts negros, unas medias rasgadas del mismo color, unos botines negros con cadenas y una camiseta de hombro caído color fucsia, que dejaba su ombligo al descubierto, enseñando el piercing de carabela que se había hecho. También tenía el pelo teñido de rubio, y sus puntas eran rosa pálido.
― Una cosa ―dijo Fran―. ¿Ángel como esta con Lena?
― Mas que amargado ―respondió Natalia.
― ¿Pero que le pasa a tu hermana? ―comentó Camila.
― No lo sé, pero el estaba tan pendiente te mí, que no se dio cuenta que la que sacaba los pies del plato era Lena, no yo ―dijo Naty suspirando.
― Bueno, al menos ahora no va a estar tan pendiente tuya ―contestó Fran―, hay que mirarle el lado positivo a todo.
― ¡Tienes razón! ―dijo Naty emocionada― Ahora.... ¡LIBERTAD!
Naty sale corriendo hacía la universidad, Cami y Fran a la vez, le miraban con cara de extrañadas.
― Naty tan normal como siempre ―dijo Cam.
Fran y Cami ríen y entran también en la universidad.
Empezaron la primera hora del nuevo curso. Los que más pasaban de la clase se iban al final con los teléfonos, otros atendían, tomaban apuntes, otros dibujaban y algunos otro charlaban. En aquella clase Naty se separaba de sus amigas. Ninguna de ellas estudiaba historia europea. Francesca estaba estudiando biología y Camila estaba estudiando ciencias. Y aunque Violetta y Ludmila estaban con ella en clase, se iban a los asientos del final a hablar sin parar. Suspiró deseando que llegase la hora de arte. Era una clase que todas compartían ya que la eligieron para pasar juntas algunas horas, pese a que las carreras que tenían no tenía nada que ver con el arte. Naty dejó de tomar apuntes cuando Maxi, el amigo de Camila, entró en clase montando algo de alboroto. Pidió disculpas por el retraso y se dirigió a sentarse justo detrás de la española. Natalia suspiró, deseando que no la molestase mucho
― Pero mira a quien me he encontrado ―dijo Maxi―. ¿Tanto me echabas de menos que estas en mi clase?
― Escucha niñato, el que esta en mi clase eres tu. Así que no me molestes.
No dijeron nada más durante un rato. Naty siguió tomando apuntes y atendiendo. Le encantaba historia, y era una de sus asignaturas favoritas.
Maxi, por su parte, estaba grabando la clase con una grabadora de sonido. Cada uno tenía sus métodos de estudiar.
Cuando el profesor tuvo que salir de clase para recibir una llamada, los estudiantes se relajaron. Fue entonces cuando Maxi empezó a molestar a Naty, dando patadas en su silla y jugueteando con sus rizos.
― ¿Te quieres estar quieto?
― No.
― Maximiliano, para.
― Vaya, si te sabes mi nombre ―Maxi rió―. Tu eras... bah, no importa.
Naty, que ya estaba suficientemente enfadada, se levantó de la mesa y se acercó a Maxi.
― ¿¡PERO TU QUE PROBLEMA TIENES?! ―dijo Naty alzando la voz demasiado― DESDE QUE MI VISTE ESTAS IGUAL ¡PARA YA!
El profesor entró en ese momento, y al ver a Naty en esa situación se quedo mirándole un rato.
― Perdón profesor yo... ―dijo tristemente
― A la dirección ―vio a Naty con intenciones de hablar― ¡YA!
La chica salió de allí triste, pensando como podía causarle tanto a odio a una persona. Mientras Maxi se quedaba satisfecho en la clase. Pero había algo en el que estaba triste por aquella situación que le había hecho pasar a esa pobre chica.
― ¿De verdad que Maxi hizo eso?
Natalia sopló hacia arriba poniendo bien un rizo y volvió a afirmar y a contar lo que había pasado. Por culpa de Maxi había empezado mal el curso, y ahora tenía que ayudar al profesor a ordenador libros. Sin embargo, Camila no lo creía. Se negaba a admitir que su amigo fuese así.― Que si, Camila, si eso que Vilu y Ludmi te lo confirmen, están en mi clase.― No, si yo te creo... ―dijo Camila fingiendo bastante mal.
― Pues nada Cami ―dijo su amiga resoplando―, si no quieres creerme pues nada.
― Naty no enfades ―Cami parecía preocupada.
Justo en ese momento llego Maxi y se colocó a lado de la pelirroja, hablándole como si Naty no existiera. La chica miraba a Maxi con odio lanzándole maldiciones con los pensamientos.
―¡Naty! ―un grito sobresaltó a la chica.
Miró hacia atrás y vio a su hermano Ángel con cara de desesperado.
― ¿Qué pasa? ―dijo Naty preocupada.
― Es Lena. ―le respondió su hermana.
La chica se quedo sin habla. ¿Que se le habría ocurrido esta vez a aquella rebelde chica
― ¿Qué pasa con Lena?
― ¡Está descontrolada! No se que hacer con ella.
Naty se relajó, en un principio creía que a Lena le había pasado algo.
― Pero no ha hecho nada malo ¿no? ―preguntó la chica.
― Pues la han cogido robando en la tienda de souvenirs ―Ángel paró―. No se que hacer.
Naty se quedo pensando un rato antes de contestarle a su hermano, a punto estaba de contestarle cuando llegó Maxi y los dos chicos se quedaron mirando con odio.
― ¿Vuestra hermana es Lena? ―preguntó Maxi.
― Sí ―contestó Ángel―. ¿Por qué?
― Porque esta montando una grande fuera
Naty y Ángel se miraron nerviosos y decidieron salir fuera a ver que pasaba.
Fuera, en los jardines, Lena había usado su moto para destrozar plantas y césped. Se estaba pasando, aquel descontrol ya no era la simple rebeldía adolescente. La menos de los Vidal ya no respondía a ordenes y los castigos no le influían para nada.
Llegó la hora en la que la joven tuvo que ir a su instituto, que estaba a veinte minutos a pie y cinco en coche o moto.
― Lena, dame las llaves de la moto ―dijo Ángel.
― No.
― Lena, las llaves.
― ¿Por qué? ―contestó Lena, orgullosa― Ah, si, porque el señorito Ángel el pijo manda aquí.
― Lena más respeto ―dijo su hermano desesperado―. Soy tu hermano mayor.
― Me la suda.
La chica dejo a su hermano con la palabra en la boca y se fue para el lado contrario, donde estaba el instituto. Naty, que lo vio todo, se acercó a su hermano.
― ¿Que podemos hacer? ―preguntó ella.
― No lo sé, pero tenemos que encontrarle su punto débil para poder luchar contra ella sin que ella gané en todas las batallas.
― ¿Cómo? A sus amigas no lo podemos preguntar, ya sabemos que son iguales incluso peores que ella.
Ángel se quedo pensativo cuando se dio cuenta que ya era hora de volver a la universidad.
― Vayámonos dentro, luego pensamos algo.
Y los dos hermanos entraron a la universidad